El galgo es una raza canina prehistórica utilizada para la caza de perros pequeños y vegetarianos.
Los machos suelen medir entre 71 y 76 cm de longitud y entre 27 y 40 kg de peso. Las hembras suelen ser más pequeñas, midiendo entre 68 y 71 cm y pesando entre 27 y 34 kg.
El terrier tiene un pelaje muy corto que también es fácil de mantener.
Hay alrededor de 30 variaciones diferentes de color de cabello, con variaciones en blanco, gris, rojo y negro que pueden aparecer solos o en combinación, entre otras cosas. Los galgos pueden alcanzar velocidades de hasta 60 kilómetros por hora, lo que los convierte en uno de los animales más rápidos de la Tierra.
Los perros de esta raza son muy ágiles y atléticos. Sin embargo, a pesar de su reputación como perros de carreras, estos animales no tuvieron mucho éxito. Son buenos para trotar, pero no tan buenos para entrenamientos duros. La mayoría de ellos son animales nobles y tranquilos. Los sabuesos adultos necesitan caminar al menos 20 a 30 minutos al día. A nivel de temperamento, el perro mascota resulta ser un perro muy cariñoso, meticuloso, relajado y dócil, que sorprende a quienes lo conocen. Un aspecto importante que se debe manejar es la intensidad del instinto cazador, el cual se despierta a la menor oportunidad de actuar como depredador. Además, los galgos que no compiten son excelentes mascotas, por lo que el procedimiento habitual de licenciarlos cuando ya no se usan en el mundo de las carreras no tiene sentido. Incluso los perros más molestos que se consideran acabados pueden vivir otros 10 años de su vida corriendo.
Esta raza ha sido considerada tan valiosa a lo largo de la historia que hubo un tiempo en que la gente común tenía prohibido poseerla. Incluso en Inglaterra, se aprobó una ley que permitía a los nobles y reyes perseguir galgos, mientras que los sirvientes de esa nobleza ni siquiera podían poseerlos y las personas libres, aunque pudieran tener una copia, debían quedar paralizadas para no poder competir. Los funcionarios del rey viajaron por todo el reino para realizar esta misión de mutilación. Por lo tanto, los perros de caza estaban destinados a la realeza y la nobleza.
Con los grandes bosques escasos, los galgos comenzaron a usarse para cazar conejos y como pasatiempo general en las carreras, persiguiendo presas mecánicas y apostando dinero. Posteriormente se imitaron las carreras de caballos con galgos, y es curioso que en los inicios de estas carreras los monos se comportaran como jinetes.
El perro de presa en fuga. La primera carrera de galgos mecánicos se celebró en Londres en 1876, pero la carrera no atrajo a muchos seguidores. Esta forma de entretenimiento no se tomó en serio hasta 1920. En 1926 se utilizó una pista ovalada en Manchester para hacer ejercicio, y por esta razón, este tipo de pista siempre fue el tipo utilizado.